viernes, 19 de septiembre de 2008

Condena sin salvacion


Noche de extinción, hace dias que la esperaba, Y la demora en el paso del tiempo , la habían convertido en años. Presa, su castigo, su sangre intocable, su acérrimo enemigo, su lengua voraz, su deseo más repulsivo.
Convertida cada gota de su saliva, en su más poderoso enemigo, movía su lengua impiadosamente inocente. Acechaba en la oscuridad maldita, su próxima victima y redentor. Porque la muerte, tiene algo de goce y algo de salvación. El pecado redimía creía ella, por eso su candente transitar por esos caminos llenos de tierra y sudor. Sudor que dejaban en su cuerpo, y que luego ella limpiaba sin vacilación. esponjas de algas, raspando por su cuerpo, dejando heridas sangrantes, donde la laceración la condenaba a un destino eterno, de salvación y paroxismo eterno.
Cuerpo de canjes, de humores asquerosos para quien cuidara de las buenas costumbre, ella solo olía a semen y sangre. Aroma que infestaba la mas santas y pecaminosas cabezas, donde pecador y salvador no distinguían fronteras.
Compra-venta de sabores salados, donde las lágrimas imperaban de a rato, pero el común denominador era la expulsión de deseos egoístas.
Visceralmente monstruosa, dejaba marcas en cada uno de sus visitantes, simiente le dejaban ellos, que ella luego convertía en las mas ácida de las venganzas.
Tocaban su puerta, una vez más, se levanto condenatoriamente, su última presa, pensó...
Al abrir la puerta, se encontró con un hombre bajito, calvo y maloliente. Sonrió, el estúpidamente, y vaciló al entrar, lo supo de inmediato era el elegido.
Se demoró en darle un gesto de bienvenida, pensaba gozar hasta del último detalle. En el marco de la puerta se quedó, su cuerpo bestial, provocaba sombras siniestras sobre su ultimo cliente. Quería que el lo notara, quería que el descubriera su opacidad ante su belleza, por eso en un insolente gesto de soberbia, quedo estática , frente a su eventual y cúlmine poseedor de su cuerpo, por viles monedas.
Se hizo a un lado, el sol entró a raudales, y magnificó su figura de hembra voraz. Lo dejó pasar, con sonrisa socarrona, ojos sin parpadear, se hizo a un lado, para luego tomarlo de la mano, y llevarlo a lo que el consideraba una tarde de placer y ella, de locura y morbidez.
Lo tendió sobre su lecho, y lo desnudó. El cuerpo fláccido de él, la alentaban todavía a la masacre más feroz, no tenia piedad por la fealdad. Se montó sobre el, sin pausa, con prisa, alertargada de su última vez, y lo domó con voracidad, y frialdad.
Humores, olores, pestilencias, sudores, la convertían en la asesina mas cruel, consumió su carne, su sangre, sus sales, y cuando él ya acababa agonizante, un destello de luz lo sorprendió en su placer. Tunel negro, la oscuridad,la nada.
Con asco se sacó de encima un cuerpo que había pagado por todos los placeres, y no dudaba del precio, había sido un tanto caro. Pero ella , bien valía todas las monedas, todos los costes, todos los frutos.
Se arrodilló, donde el ultimo haz de luna , se reflejaba en su promiscua habitacion, y derritió su cuerpo en lo mas viles infiernos, donde todo era condena, pero comparada con su vida, tabla de salvación.

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