La libertad de volar sin pronosticos,
de beber tus sales,
de recorrer tu cuerpo, con mi lengua salvaje.
De invadir cada recodo de tu cuerpo,
conquista y posesion,
y cuando te retuerzas y dobles de placer,
ya entregado, de enzimatico gozo
me ensimismaria sobre tu cuerpo,
y te devoraria con mi gran sonrisa
para que lentamente al inclinarme
hablaramos de eclipses y derrotas
de cansancio y conquistas.
Seguro, me revolverias el loco pelo,
y tras mis pestañas vengativas,
ocultaria todo mi sed de vos,
para consumirte en el mas arduo y tedioso deseo.
Y al morir el ocaso de cada tarde,
te tuviera entregado, exhausto, desfalleciente,
justo donde deseaba, en mis carnivoros brazos