Todo tu cuerpo, contra el mío,
acoplando cada movimiento,
imitándonos en gestos y poesía
escribíamos la historia
con la cadencia de nuestras caderas,
tu ritmo se agolpaba con el mío,
y en el unísono de movimientos
nacía nuestra historia de amor.
Todos tus gemidos
eran bebidos por mis oídos desesperados,
locos de amor, locos de vos.
Bebí, cada gota de tus jadeos lacónicos
y me entregué , una vez más al acompasar de tu corazón
Transpirados, y sucios, nos miramos felices,
sedientos de más, sedientos de amor...