Recordaba, tus manos sobre mis caderas, tu urgencia para levantarme la pollera, y la maravillosa introducción, de tu carne dentro de la mía. Te escuché jadear, y sonaste como mil melodías en mis oídos. Volcaste tu cuerpo sobre el mío, te acompañé en la loca travesía, tus caderas contra las mías , y el lento acomodar de nuestros cuerpos , mas allá de todo placer terrenal.
Me así a tus manos sosteniendo placeres y sabores. Y me llevaste en una loca carrera, de gestos, sudores, lágrimas, y risas. Me hiciste correr, me hiciste seguirte, nos unimos, y nos escapamos de nosotros mismos
La pasion nos hizo ciegos, y asi nos elevamos en un torbellino de sentidos.
Morimos juntos, nos arremolinamos en un espiral intangible, para volver a renacer exhaustos, transpirados, sucios, y sonrientes.
Mojado vos, mojada yo.
Elixires de nuestras almas, que supieron a sal.