Remolinos de deseo, nos arrastraron por el lodoso camino, que vos solo sabías recorrer. Tu único costado limpio, era cuando refregabas tu impuro cuerpo contra el mío.
Blanca yo, viré a tus oscuros deseos, y ahí torne, en el mejor exponente de tus perdiciones.
Alumna aplicada, arcoiris de colores amarronados, a nadie después pude hacer feliz. Tu impronta cruel, supiste dejar, y cada huella, signó lágrimas de odio.
Del barro, me levanté, cuando ya todos me creían muerta, y con solo mi mirada fijada en tu exterminio,con mi salvación como única mochila, recorrí caminos tropezados, de piedras marcadas.
Designios forzados, equivoqué el destino y el derrotero me izó por otros caminos. Cayó uno, cayó otro, y sin piedad, ni siquiera miré atrás.
El adalid, de tanta muerte no calmó el gozo temeriamente buscado. Hoy todavía sigo buscando la revancha a tanto dolor, aún, tanteo futuros, pasados y presentes, esperando que caigas vos.