martes, 14 de octubre de 2008

Partida minusválida.


Mudar es dejarse un poco. Es dejar huellas imborrables de lo que una vez vivimos o padecimos. Es pararse y mirar paredes que encerraron nuestros dolores, que miraron expectantes nuestro vivir.
Me recuerdo, sentada en una cama, doblada de dolor, pidiendo a Dios que mitigue tanto padecer. La boca abierta en un espasmo de dolor y un llanto que no se animaba a nacer. El horror de sentirse sola, el saberme completamente única y vulnerable. El deseo de morir como una manera de escapar a tanto pesar.
Paredes, rasguñadas en un clamor, que nadie se detenía a oír. Ventana que presagiaba un día bellísimo, cuando solo había nubes en mi corazón, esperanza de creer, que había algo mejor fuera de estas paredes, pero que yo no podía ni siquiera merecer.
Mi habitación, es la que mas recuerdos me trae, donde combatí con todos los demonios habidos en mi cabeza. Fue mi calabozo, el lugar de encierro, donde deje mi felicidad, mi alegría, mi risa, mi desparpajo, mi ternura ( que de tan perdida, me da verguenza escribirlo) , Ahi forjé esta personalidad de hierro, ahí nació la combatiente, que me alcanza casi, a todos lados. Ahí me hice implacable, ahí no perdone, ahí odié. Ahí, me endurecí, hasta perder toda sensibilidad, e hice de la batalla diaria mi transcurrir. Muros que callaron mi grito ahogado, que fueron los cómplices de mi metaforsis y el escudo como paliativo a tanto desamor.
Hoy no puedo dejarte, me tenés inerme, no puedo abandonar esta prisión, que de tan infeliz, se me hizo piel y escudo. No poder despegarme de vos, recuerdos implacables ,en cada poro de esta casa. Hoy, hacer mis valijas, es aceptar que ya no estás, que ya no formás parte de mi vida, que ya no sufriré tanto, que no vendrás a probar mis lanzas, nunca más. Que te tengo que dejar ir, y debo romper estas cadenas , que me amenazan en una crucifixión agónica.
En ahogado llanto te busco, te encuentro en los huecos que vos agregaste a esta casa. Recuerdos de creer, que no sobreviviría, y sin embargo veo tus huellas , en las húmedas manchas de la pared.
Me cuesta desprenderme de mis ataduras, que me unieron al cruel desatino de un castigo eterno.
No sé como se camina sin miedo, no se como se habla sin agredir, no sé como se contesta sin ofender,no sé como se descansa en paz, no sé relajarme,no sé vivir,no sé amar, no se llorar de felicidad, no sé que vendrá si será peor o mejor.

No sé como marcharme de vos y de mí.

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