jueves, 29 de octubre de 2009

Condenada.

Todas las veces, sentir el ritmo cadencioso de cuanto me herias.
Intentar inútilmente ganarle una pulseada a quien me sonreía , perdedora yo.
Creer que puedo sobreponerme a los embates de la sinrazón, no poder sobrevivir sin vos.
Tus marcas son mi espíritu, querer escaparle al implacable presentimiento que me ata a tu asqueroso designio.
Retorcerme, cuantas veces...
Condenada a mi...pagando por vos.

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