lunes, 4 de enero de 2010

Carne

Tu cuerpo que pedía a gritos mas de mi, tus ojos que devoraban cada centímetro mio. Me senté en la mesa donde negociamos saliva, sudor y pasión. Tu mirada te delataba en cada segundo, ansia de poseerme, de hacerme tuya en ese restaurant. Como postre me exigiste un beso, te sonreí y te dije hace horas que lo espero, Incline mis lascivas humanidades sobre una mesa que hacia de referí a nuestro urgente deseo. No pudiste dejar de observar mis pezones que se erguian ante lo que me provocabas, me acerque a tu boca y pronuncie, un dame, fulminante. Me devoraste los labios, te devolví el gesto involuntario de mi deseo. Agarre tu nuca, y te acerque de manera suculenta. Tu mano giraba loca en el aire, y yo la guié hacia mi humedad latente de vos. No llegamos ni al auto, ni bien puse un pie fuera del resto, me levantaste la falda y me apretaste de manera urgente contra un árbol, Me reí de manera poderosa, te así de la camisa, y mordisquee salvajemente tu cuello, que se erizaba a mi contacto.Mis manos giraron desesperadas en el aire tratando de encontrar mis efectos, no fue difícil, tu erección te atormentaba, entre gemidos me djiste acá no, y entre suspiros te dije acá si, no puedo mas. Me incliné y acepté gesticular en mi boca todas tus hirvientes maneras, mientras agarrabas mi pelo, dándole forma a la única melodía que podíamos interpretar que era el hambre de sexo. Recuerdo que doblegue mi cuerpo en un capot frió, que contrastaba con el oscuro apetito, que vos me provocabas. Me incliné para que accedieras traidor a mi complaciente pasión. Y no fui yo, y no fuiste vos, eramos solo cuerpo, sangre y semen. Te rogué, te pedí por favor, y vos solo consentiste en hacerme tuya como siempre, esclava de tu deseo, prisionera de mi inoportuna manera de entregar, fiel reflejo de una hombre, que yo no pude resistir.

No hay comentarios: