domingo, 6 de enero de 2008
UNIDAS EN EL DESAMOR
María y Margarita, desde chicas estaban acostumbradas al desengaño y el abandono. María era huérfana de madre desde los 11 años, y su padre no había tenido mejor idea que dedicarse a la bebida y abandonarla a su suerte.
Margarita era hija de un matrimonio centenario ,prácticamente, pero donde no abundaba el amor, si no más bien la comodidad y la rutina.
Se criaron salvajes las dos, María producto del infortunio, Margarita producto de su rebeldía. Un día entrecruzaron sus caminos y sellaron una amistad duradera.
María probó cuantos hombres se le cruzaron en el camino, pero con el mismo destino :todos la dejaban. Hasta que un día descubrió, que la única razón de aquellas huidas era buscar repetidamente el mismo modelo de hombre que desaparecía, tal cual su padre lo había hecho con ella.
Margarita otro tanto, tenía en su haber no sé cuantos matrimonios, pero no lograba encontrar aquello que saciara su búsqueda, no les daba una mínima chance y rompía todas las relaciones.
Una abandonada y la otra abandónica, dos patologías distintas pero que se entrecruzaban en esta larga carrera que era su amistad. Con aristas parecidas, las dos sufrían estas penas de amor. En el fondo se sabían cobardes, y después de años de análisis una, y elucubraciones propias de la otra llegaban al mismo lugar: las historias familiares acuñadas en el fondo de sus razónes eran una herencia dificilísima de parir y en el mismo acto perdonar.
No se podían desprender de un pasado que las había convertidos en seres escépticos, duros, desdeñando todo tipo de amor y descreídas de ello.
Hoy , Margarita y María, siguen sus vidas repitiendo el mismo esquema que tanto las hace sufrir. Unidas en el desamor.
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